Una de las claves del éxito es dividir tus grandes metas en pequeños objetivos.
Apuesto a que estás aburrida de escucharlo y es más que probable que ya lo estés poniendo en práctica.
Hacerlo te permite crear una estrategia detallada, planificarte mejor y llevar el control de tus avances.
Pero hay otra ventaja, poderosísima y de la que se habla menos, y está directamente relacionada con tu cerebro, la motivación y tu autoestima.
Tu mente tiene una parte instintiva muy potente que funciona de forma simple. Blanco o negro. Bien o mal. Ganar o perder. Y a tu cerebro le gusta ganar ¡vaya que si!
Además esta parte de tu cerebro es tan ancestral y poderosa que, en caso de conflicto, suele prevalecer por encima de la lógica y la razón.

Imagina esta situación: tienes un gran objetivo, trazas un plan de acción, planificas y cumples un 90%…¿con qué se queda esta parte más primaria de tu mente? ¡Exacto! Con el 10% que no alcanzaste.
A tu cerebro en el fondo le da igual si lo que te habías propuesto tenía una dificultad de 1 o de 10; él solo quiere saber si lo lograste. Y eso se responde con un sí o un no. Funcionamiento simple ¿recuerdas? Steve Peters lo llama el chimpancé (si te interesa profundizar te recomiendo que le eches un vistazo a su libro “La paradoja del chimpancé)
El caso es que si terminas tareas y cumples objetivos, te sientes bien. Tu coco te dice: “Ey! lo lograste! Eres una campeona”. Y eso te hace sentir capaz y poderosa, abordas tus siguientes retos con más confianza y tu autoestima pega un subidón.
¿Reconoces la sensación que te invade cuando consigues tachar todas las tareas de la lista en el tiempo que te habías propuesto?
Pues va de eso.
Si en vez de fijar una gran tarea, lo divides en cinco pasos, tu chimpancé sentirá que has hecho cinco veces más y montará una fiesta. No trates de encontrarle la lógica, en serio, se trata de una reacción instintiva e irracional y ya te dije que, ante la duda, es esta parte la que suele imponerse.
Pero, ahora que la conoces, haz que juegue a tu favor. Revisa tu lista de objetivos y de tareas. Piensa en cuáles son los pequeños pasos en los que puedes dividir cada uno de los puntos de esas listas. Lo ideal es que consigas establecer pasos que no te lleven más de una hora para realizarlos porque eso también hará que sea mucho más sencillo encontrar un hueco en tu agenda en el que colocarlos y lograr terminarlos en el tiempo previsto.
Piensa que tener montón de tareas a medio terminar no solo dificulta tu organización sino que además es un gasto enorme de energía porque, aunque lo tengas todo apuntadito, tu cabeza sigue pendiente de todo eso que no pudiste marcar como finalizado en la lista y que tu atención esté tan dispersa no te permite estar al cien por cien en el resto de cosas que tengas entre manos.
Así que si quieres, no solo conseguir hacer más, sino hacerlo mejor y sin agotarte en el proceso recuerda que establecer pequeños objetivos es el camino más directo a los grandes resultados.
¿Ahora ya sabes ya cómo vas a hackear tu cerebro y ganarle la partida al chimpancé?
0 comentarios